jueves, 5 de junio de 2014

Serapias strictiflora subsp. elsae

Las orquídeas del género Serapias se distinguen fácilmente del resto de especies de la familia de las orquidáceas (Orchidaceae). Su aspecto es inconfundible, con todas las piezas de la flor agrupadas formando un tubo, del que asoma el extremo del labelo (el desarrollado pétalo típico de la familia), el epiquilo, de color generalmente rojizo.
Serapias strictiflora subsp. elsae
En los 90 nuestra obra básica de consulta era Flora Vascular de Andalucía Occidental, editada en 1987, y según esta publicación eran cuatro las especies del género Serapias presentes en la provincia de Cádiz: S. lingua, S. parviflora, S. cordigera y S. vomeracea. Las tres primeras no presentaban problemas de identificación, las características observadas se correspondían con las descripciones, pero algo no funcionaba con la cuarta.
Los supuestos ejemplares de Serapias vomeracea que encontrábamos en el litoral de Chiclana y Conil eran claramente menos robustos que los descritos en la bibliografía y tenían flores más pequeñas. En particular, el epiquilo, la parte más llamativa y característica de estas orquídeas, era muy distinto al de la descripción: más estrechos, ya que en Serapias vomeracea habría de tener siete o más milímetros de anchura y nosotros en ningún caso encontramos un ejemplar en que alcanzase esa medida. Y en cuanto a la forma, la mayoría de los ejemplares observados lo tenían linear o triangular, y no triangular-lanceolado, como figura en las descripciones de Serapias vomeracea. De esta manera, durante varios años la identificación de lo que llamábamos Serapias vomeracea la hacíamos por eliminación, ya que teníamos muy claro que no se trataba de ninguna de las otras tres mencionadas en Flora Vascular de Andalucía Occidental.
Serapias strictiflora subsp. strictiflora
A principios del siglo XXI comenzó a llegarnos información nueva. En 2002 se publicó la Guía de las Orquídeas de España y Europa, Norte de África y Europa, versión española de la clásica obra del especialista belga Pierre Delforge (el original Guide des Orchidées d’Europe, D’Afrique et du Proche-Orient fue publicada por primera vez en 1994), donde por primera vez supimos de la existencia de Serapias strictiflora, Según el autor, su distribución era mediterráneo-atlántica y se extendía desde Argelia a Marruecos, sur de Portugal y la provincia de Cádiz. La descripción e ilustraciones no dejaban muchas dudas, la mayoría, si no la totalidad, de especímenes que habíamos tomado por Serapias vomeracea hasta ese momento pertenecían a la especie Serapias strictiflora.
Poco después, en 2003, nuestro amigo Federico Sánchez Tundidor publicó en la revista de la Sociedad Gaditana de Historia Natural su artículo Novedades Florísticas en la Provincia de Cádiz, en el que añadía nuevos taxones a los incluidos en Flora Vascular de Andalucía Occidental y completaba la distribución de algunos de estos con nuevas localidades. Una de las nuevas especies era Serapias strictiflora, que citaba de varios lugares del Campo de Gibraltar y en los pinares de Roche.
Serapias strictiflora subsp. elsae
En 2005 apareció el esperado tomo XXI de Flora iberica, que debía poner orden en todas nuestras dudas sobre las orquídeas. El objetivo que nos planteamos entonces fue el de repasar todas las observaciones de la provincia que teníamos anotadas como Serapias vomeracea y confirmar cuáles correspondían en verdad a esta especie y cuáles a Serapias strictiflora.
En teoría no tendría que haber problemas para distinguir ambas especies, ya que la segunda debe tener una sola callosidad en la base del labelo, aunque acanalada longitudinalmente, y la primera dos callosidades paralelas. En la práctica, la callosidad de los ejemplares de Serapias strictiflora que hemos encontrado hasta ahora tenían tal acanaladura que bien podía interpretarse que fueran dos callosidades paralelas; en general la sección transversal de tal callosidad tiene forma de “U”, de manera que nos ha resultado más fácil distinguir la callosidad de una Serapias strictiflora de la de una S. lingua (que tiene una sola, aunque entera, a veces con un leve surco) que de la doble laminilla de una S. cordigera o una S. parviflora. Por eso preferimos tomar las medidas del epiquilo como característica distintiva: según Flora iberica, el de Serapias vomeracea tiene más de 7 milímetros de anchura y el de Serapias strictiflora un máximo de 4,5 milímetros. De acuerdo con esto, no hemos conseguido identificar con total seguridad ningún espécimen de Serapias vomeracea en Cádiz desde entonces, ni sabemos de nadie que lo haya hecho sin lugar a dudas. Esto nos ha llevado con los años al convencimiento de que esta especie no crece en nuestra provincia.
Serapias strictiflora subsp.strictiflora
Pero conforme disipábamos dudas sobre Serapias vomeracea nos surgían sobre Serapias strictiflora. A fuerza de ver y medir epiquilos de esta especie nos dimos cuenta de que buena parte de ellos lo tenían de forma lanceolada o triangular-lanceolada, de una anchura superior a los 4,5 mm que pone como límite Flora iberica y frecuentemente de color claro. Aunque en su momento tuvimos nuestras dudas, pronto descartamos que fueran ejemplares de Serapias vomeracea, pues tanto por las ilustraciones como por las descripciones nos la imaginábamos más robusta, sino que más bien pensábamos en la Serapias stenopetala que Delforge cita en su Guía como presente en la costa este de Argelia, centro de Portugal y suroeste de España, especie rara y muy localizada y de distribución mal conocida, y por todo ello pendiente de confirmación.
Serapias strictiflora subsp. elsae
Recientemente creemos haber encontrado la pista adecuada gracias a Francisco María Vázquez Pardo y a su Revisión de la familia Orchidaceae en Extremadura (España), publicada en enero de 2009 en el volumen 3 de Folia Botanica Extremadurensis. En este extenso artículo se hace referencia a dos subespecies de Serapias strictiflora: subsp. strictiflora, la nominal, cuyo epiquilo no supera los 5 mm de ancho y tiene un color invariablemente púrpura, y subsp. elsae, con epiquilo de más de 6 mm de ancho y color variable entre el rosa asalmonado y el púrpura. A nuestro entender estas dos subespecies conviven en la provincia de Cádiz y explican la variabilidad que llevamos años encontrando en los ejemplares de Serapias strictiflora, sobre todo en el litoral de Chiclana y Conil. Pero el artículo de Vázquez Pardo nos ha permitido conocer más información relacionada con esta especie y con el género Serapias.
Como ya hemos comentado, Delforge menciona a Serapias stenopetala como presente en el suroeste de la Península, pero en 2004 revisa material recolectado en Portugal y llega a la conclusión de que no coincide con los ejemplares de Argelia que sirvieron para describir la especie, ya que estos tienen las callosidades de color verde amarillento, así que con los ejemplares portugueses describe la especie Serapias elsae. Posteriormente otros autores han considerado que este taxon no ha de tener rango de especie e incluso algunos lo han considerado como una variedad de Serapias strictiflora de flores grandes. En nuestro caso, adoptamos el criterio de Vázquez Pardo y nos referiremos a Serapias strictiflora subsp. elsae.
Serapias strictiflora subsp. strictiflora
A pesar de haber sido descrita de Portugal en 1886, Serapias strictiflora aparece muy tardíamente como integrante de la flora española. Delforge incluye la provincia de Cádiz en el área de distribución de la especie en su Guide des Orchidées d’Europe, D’Afrique et du Proche-Orient, publicada originalmente en 1994, pero desconocemos la procedencia de los datos que justifiquen dicha distribución. La mayoría de las citas de la provincia que actualmente están aceptadas proceden del trabajo Apuntes sobre Orquídeas Ibéricas, publicado en 2001 por Javier Benito Ayuso y José Manuel Tabuenca Marraco, en el que, en lugar de observaciones propias, reflejan una acertada labor de revisión de pliegos anteriores y de identificación de la especie a través de fotografías. En la mayoría de los pliegos los especímenes estaban inicialmente identificados como Serapias lingua, pero señalan también los autores que es probable que la callosidad acanalada haya sido interpretada como doble y que la confusión en estos casos se haya producido con Serapias vomeracea. Resulta difícil saber cuando se produjeron las primeras identificaciones correctas de Serapias strictiflora en observaciones de campo, pero Benito y Tabuenca mencionan diapositivas de la especie tomadas por Federico Sánchez Tundidor, así que es posible que haya de atribuírsele el honor a nuestro amigo Fede o a alguno de sus colaboradores.
Serapias strictiflora subsp. elsae
Serapias vomeracea, aunque se haya aceptado desde hace mucho tiempo su presencia en la provincia, tiene muy pocas citas de Cádiz. La más antigua que conocemos es de Pérez Lara que, bajo el sinónimo de Serapias longipetala, aparece en la Pars Prima de Florula gaditana, ubicada en los Llanos de Caulina, en Jerez. Pero esta primera entrega de la obra magna del botánico jerezano se publicó en 1886, el mismo año en que se describió como especie Serapias strictiflora, así que no parece posible que conociera su existencia. Su amigo y discípulo Vicente Martínez Gámez la cita de Las Canteras, en Puerto Real, en su artículo El Paraíso de las Orquídeas ofrídeas en España (no confundir con el folleto homónimo del mismo autor), de 1921. Es significativo que el autor señale que “El género Serapias cuenta con cuatro especies (lingua, ocultata, longipetala y cordigera), y las cuatro las hemos encontrado allí;…”. Sabiendo que Serapias occultata es sinónimo de Serapias parviflora, es lícito sospechar que Martínez Gámez identificó a Serapias vomeracea (bajo el nombre de S. longipetala, claro está) por eliminación, igual que nosotros lo hicimos en su día, ya que, al igual que el insigne Pérez Lara, ignoraba la existencia de Serapias strictiflora. Conocemos gracias a Benito y Tabuenca una cita más de Serapias vomeracea de Cádiz, consistente en una fotografía, obra del botánico holandés van Bodegom, que los autores identifican sin lugar a dudas como Serapias strictiflora.
Serapias strictiflora subsp. elsae (1 y 4) y Serapias strictiflora subsp. strictiflora (2 y 3)
Todo esto abona la impresión de estos botánicos, que nosotros compartimos, de que las citas de Serapias vomeracea de Cádiz corresponden a Serapias strictiflora, y que la primera no existe en la provincia. En lugar de esto, estamos convencidos de que Serapias strictiflora cuenta con dos subespecies en Cádiz: Serapias strictiflora subsp. strictiflora y Serapias strictiflora subsp. elsae que, al menos en el litoral de Chiclana y Conil, conviven compartiendo hábitat y coincidiendo aproximadamente en el período de floración. Aunque se pueden encontrar algunos ejemplares con características intermedias y otros con coloración atípica, según nuestra experiencia y la bibliografía consultada, la subespecie strictiflora tiene el epiquilo de forma linear, estrechamente triangular o linear-lanceolada de menos de 5 milímetros de anchura y coloreado de púrpura, y la subespecie elsae epiquilo lanceolado o triangular-lanceolado de 5 milímetros o más de anchura y de coloración variable entre el rosa asalmonado y el púrpura.

8 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Muchas gracias. Esperemos que nuevas entradas que saquemos te sigan despertando al menos curiosidad.

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  2. Me encanta este reportaje, muchas gracias por tan buena información, lo pondré en practica cuando salga a buscar mis ( Serapias,) son de mis orquídeas favoritas. Saludos.

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    1. Nos alegra que te guste, y si te sirve para que sigas disfrutando de ellas, pues doble alegría.
      Gracias por consultarnos.

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  3. Ya se que es habitual en vosotros, pero me parece un trabajo excelente el que habéis hecho con esta especie...todo un lujo de documentación.
    Saludos y mis felicitaciones.

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    1. Gracias Manuel.
      Eres nuestro seguidor más fiel. Esperamos no decepcionarte nunca.
      Un abrazo.

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  4. Feliz quedo...A por otro taxón de Serapias...Fede

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  5. Que no te quepa la menor duda de que vamos a por otro, admirado y querido Fedetxu.
    Besarkadak, eta osasuna.

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